Aquí están. Aquí siguen. Tan prestos a tapar un hueco como a remendar un descosido. Se han convertido, políticamente, en imprescindibles. ¿Qué sería de esta tierra y de sus gentes sin ellos? Me refiero, por supuesto, a aquellos hombres y mujeres del PAR que o bien ocupan cargos, cargazos y carguillos, o bien son familiares de quienes los ocupan. O séase, me refiero, en la práctica, a todo el PAR en su conjunto, porque el PAR o es cargos, o no es nada.
Abanderados de los intereses “aragoneses” –que es tanto como no serlo más que de la retórica-, se han especializado en interpretar que esos intereses siempre se inclinan del lado del partido que tiene el poder.
Apresuradamente, sin tiempo siquiera para cambiarse la chaqueta, salieron del entierro de sus aliados del PSOE para asistir a su boda con el PP. En realidad, no necesitaban cambiársela porque, como en las épocas de miseria, una misma chaqueta le sirve al PAR para participar en entierros, bodas y bautizos. Con quien tiene el poder todo, con quien deja de tenerlo, nada. Ese es, lo digan o no, su axioma. ¿Hábil pragmatismo político o manifiesta obscenidad de politiquilla de cargos y beneficios? En todo caso, solo un exceso de ingenuidad, o una notoria escasez de sentido crítico, podría hacer responsable de este su interesado giro de veleta únicamente al PAR.
El PSOE se ha sentido cómodo, muy cómodo, con Marcelino Biel, o con José Ángel Iglesias, y el PP, además de cederle gustosamente abundantes perlas de cargos, de premiar a Biel –al Biel que ayer mismo era vicepresidente en el gobierno del PSOE- con una de las joyas de la corona –la presidencia de las Cortes-, le ha regalado uno de sus tres senadores y uno de los cuatro diputados que el próximo 20-N le corresponderán.
Al PAR no lo sostienen, fundamentalmente, ni sus militantes ni sus ideas, sino un puñado de rosas cada vez más descoloridas y una bandada gaviotas que planean, incrementando gordura, en un azul bastante más oscuro que claro.
No nos equivoquemos, al PAR lo vienen manteniendo y cebando, tan pragmática como obscenamente, el PSOE y el PP. Como historiador, una interrogante: ¿por qué habrá sido? Como ciudadano, otra: ¿por qué será?
Fuente: ANDALÁN
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