Una sopa tóxica de 4.000 toneladas amenaza a uno de los principales afluentes del río Ebro, según un estudio del Gobierno de Aragón que mide la catástrofe medioambiental causada por los vertidos ilegales de una fábrica de insecticida (INQUINOSA)
“Es el lugar perfecto para rodar una película gore”, resume
con rabia Jesús Fernández. Este geólogo es una de las pocas personas que
han entrado en los últimos años en la fábrica abandonada de Industrias
Químicas del Noroeste (Inquinosa), en el pueblo de Sabiñánigo, al pie de
los nevados Pirineos oscenses. Es un lugar de pesadilla. Su equipo
entra en las instalaciones con trajes Tyvek, de protección química, y
bombonas de oxígeno, para poder desplazarse entre cientos de bidones con
residuos tóxicos. La escena parece sacada, efectivamente, de una
película de ciencia ficción apocalíptica, “pero no hay que dejarse
engañar por las fotografías, porque lo peor está bajo el suelo”, alerta
Fernández.
Entre 1975 y 1989, Inquinosa fabricó miles de toneladas del pesticida
lindano, entonces usado como insecticida sobre semillas de cereales y
hoy prohibido en todo el mundo por su extremada toxicidad para el ser
humano y para el medio ambiente. Sin escrúpulos y sin autorización
administrativa, la empresa española tiró en ese tiempo entre 115.000 y
160.000 toneladas de residuos tóxicos de la producción del pesticida en
dos vertederos de Sabiñánigo, según ha calculado ahora un equipo de
técnicos del Gobierno de Aragón del que forma parte Fernández. Con estos
nuevos datos el lugar es, según certifica el geólogo, “uno de los
lugares más contaminados por pesticidas del mundo, junto con algunas
plantas de India, Rumanía y Brasil”.
Algunos de estos residuos eran líquidos y unas 4.000 toneladas de
sopa densa y tóxica permanecen repartidas entre los dos vertederos. Es
un puré venenoso formado por restos de la fabricación del lindano, como
benceno, clorobencenos, clorofenoles y HCH. Poco a poco, esta sopa se
filtra y emponzoña los acuíferos bajo los vertederos, constituyendo “una
seria amenaza para el medio ambiente”, según los técnicos del Gobierno
de Aragón.
El vertedero de Bailín, sellado y cubierto por algunos árboles / Jesús Fernández
El río Gállego pasa cerca de estas bombas de relojería en su camino
hacia Zaragoza, donde desemboca en el Ebro, el río con más agua de
España. “Hemos hecho estudios sobre qué pasaría si esta fase densa llega
al río Gállego y la conclusión es que no puede llegar de ninguna
manera, porque sería inasumible”, alerta Fernández. Sería un desastre
medioambiental sin precedentes.
Desde 2004, los técnicos del Gobierno de Aragón han conseguido
extraer mediante bombas neumáticas 20 toneladas (unos 20.000 litros) de
esta sopa densa filtrada a las aguas subterráneas. Extraen el líquido a
una profundidad de hasta 40 metros con extremo cuidado, porque algunos
de sus componentes químicos para colmo son muy inflamables.
Puro veneno
“20.000 litros puede parecer poco, pero un litro de esta sopa es
capaz de inutilizar un hectómetro cúbico [mil millones de litros] de
agua, según los valores normativos. 20.000 litros podrían haber
contaminado toda la reserva hídrica de Aragón durante 15 años”, advierte
el geólogo. Esta sopa tóxica se envía a Francia, donde se destruye en
una incineradora especializada.
El proceso de limpieza es un infierno y, a causa de la crisis
económica, va muy lento. “Tenemos dos opciones: o esconder los residuos
debajo de la alfombra o destruirlos. Yo defiendo que construyamos una
planta incineradora en Sabiñánigo para destruirlos, porque es una
tecnología que da garantías absolutas y porque es infinitamente peor
tenerlos como los tenemos. No podemos estar años con unos vertederos que
están goteando”, opina Fernández, del Servicio de Control Ambiental del
Gobierno de Aragón.
Ampliar
Dos operarios manejan un bidón con residuos líquidos peligrosos de Inquinosa / Jesús Fernández
La incineradora, calculan, costaría unos 100 millones de euros, a los
que habría que sumar otros 100 millones en labores de restauración para
devolver el ecosistema a su estado natural. El Gobierno de Aragón no
tiene ese dinero. “Es un problema económico, tendríamos que conseguir
financiación fuera”, señala.
En el desastre ecológico de Sabiñánigo, el principio “quien
contamina, paga” ha sido ultrajado. El dinero de la limpieza tendrá que
salir de los bolsillos de los contribuyentes. La historia de este
descomunal vertido tóxico es ignominiosa. El 25 de mayo de 1987, la
Asociación para la Defensa del Pirineo Aragonés denunció la
contaminación de Inquinosa, mostrando a la prensa que alevines de trucha
morían ipso facto en aguas cercanas a un vertedero, pero no aguas
arriba. Los directivos entonces no dieron la cara.
Los ecologistas, detenidos
El 15 de marzo de 1989, seis mujeres activistas de Greenpeace,
procedentes de varios países, saltaron las vallas de uno de los
vertederos y algunas de ellas consiguieron encadenarse a un camión que
transportaba residuos tóxicos. La Guardia Civil llegó y se las llevó detenidas.
Greenpeace presentó entonces una querella criminal contra los
directivos de Inquinosa por el “gravísimo riesgo” que suponían sus
vertidos. Mucha gente del pueblo salió en aquella época a defender a la
fábrica de pesticidas, porque daba unos 70 puestos de trabajo. “Debían
de ser los que más cobraban de Sabiñánigo”, recuerda Fernández. Los
extrabajadores cuentan que a veces salían de la fábrica con residuos
tóxicos líquidos transportados en una cisterna con fugas. Cuando
llegaban al vertedero, la cisterna ya estaba vacía.
El responsable del vertido siguió produciendo el pesticida en una fábrica de Rumanía
Tras la campaña ecologista, la Audiencia de Huesca condenó en 1994 al
director gerente de Inquinosa, Jesús Herboso Pajarrón, a una pena
ridícula de dos meses de cárcel y un millón de pesetas de multa
como responsable del vertido, que se ejecutaba sin autorización
administrativa. La sentencia absolvió al director de la planta, José
Manuel Cuartero.
Herboso Pajarrón llegó entonces a un acuerdo comercial con la empresa
estatal rumana Oltchim para seguir fabricando lindano en Rumanía, de
nuevo lejos de cualquier preocupación medioambiental. Y, en 1998, vendió
el 50,1% de las acciones de Inquinosa International por 1,8 millones de dólares a JLM, una empresa química con un historial de violaciones medioambientales en sus fábricas de EEUU.
En un informe oficial del Gobierno mexicano (pdf),
elaborado en 2004, Inquinosa aparecía como el mayor productor de
lindano del mundo desde su escondite en Rumanía y la empresa todavía
aseguraba que el pesticida no era un contaminante orgánico persistente.
En 2003, un juzgado de Huesca había sentenciado a Inquinosa a pagar 6,5
millones de euros de indemnización tras una demanda civil del Gobierno
de Aragón en 1996 por los daños ambientales en Sabiñánigo. Pero el
dinero todavía no ha aparecido. Inquinosa se ha esfumado.
Vertidos sin control
“Esa cantidad nos la hemos gastado ya varias veces”, reflexiona
Fernández, que en un ejercicio de transparencia poco habitual publica
los resultados de siete años de estudios en la revista científica Environmental Science and Pollution Research.
El trabajo también está firmado por el ingeniero de montes Carlos
Cacho, jefe del Servicio de Control Ambiental del Gobierno de Aragón, y
por Miguel Ángel Arjol, técnico de la empresa pública Sodemasa.
Inquinosa no ha pagado nada, aunque harán falta unos 200 millones de euros para descontaminar la zona
Cuando Inquinosa comenzó a fabricar lindano en 1977, volcaba sus
residuos tóxicos directamente en el vertedero del pueblo, el vertedero
de Sardas, donde iban a parar también las basuras y los escombros de
construcción de Sabiñánigo. El vertido se hacía sin ningún tipo de
medida de control, como la impermeabilización del suelo para que los
residuos no acabaran en los acuíferos subterráneos. En 1984, Inquinosa
comenzó a verter en un nuevo vertedero municipal, el de Bailín. Ambos,
Sardas y Bailín, están a pocos cientos de metros del río Gállego. Entre
1995 y 1997, los dos vertederos se clausuraron y se aislaron de manera
superficial.
Ahora, para solucionar el goteo tóxico hacia los acuíferos, las
autoridades han construido un nuevo vertedero bien impermeabilizado al
que van a trasladar los desechos de Bailín. El movimiento se llevará a
cabo entre mayo y octubre de 2013, si no hay complicaciones. Las obras
costarán 19 millones de euros. El vertedero de Sardas se quedará como
está, goteando. Desde 2005, las arcas públicas han desembolsado 1,5
millones de euros cada año para minimizar las fugas tóxicas en Bailín y
otros 500.000 euros anuales en Sardas. Pero todas estas actuaciones son,
básicamente, parches, hasta que aparezcan los 200 millones de euros que
permitan descontaminar de verdad la zona. Porque quien ha contaminado,
no ha pagado.
Fuente:http://esmateria.com/2013/02/06/uno-de-los-lugares-mas-contaminados-por-pesticidas-del-mundo-esta-en-espana/?fb_action_ids=10200306167318062&fb_action_types=og.likes&fb_source=other_multiline&action_object_map={%2210200306167318062%22%3A138022206362965}&action_type_map={%2210200306167318062%22%3A%22og.likes%22}&action_ref_map=[]
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